Muchas veces he dicho que debo dejar algunos vicios que siento que me aferran el espíritu, pero siento que me falta un millón de impulsos para dejarlo del todo. Aunque no niego que hago el intento, me esfuerzo hasta que vienen las jaquecas, aquel proceso de desintoxicación, eso que me hace gritar y sufrir hasta volver a esos pequeños pecados que de cierta manera hacen tan placentera mi vida.
Aquellos son tan especiales y cada cual tiene un significado; como el de escribir o el de fumar o el simple: el querer.
Muchas veces me hiere escribir, me hace agonizar, pero es tan agradable soltarlo todo con una simple frase. Significa un desagüe del mal Karma, un limpión de mi alma; he querido dejarlo, a veces no lo necesito, pero pues lo admito, es una droga que no me suelta, es mi dosis personal intransferible.
El de fumar, pues bagh, es un vicio común, ilógico, estúpido, pero es necesario, es el que conlleva a que exploten las ansias de mi primer vicio... suele ser medicinal, me tapa el hueco frio y congelado que dejó alguna herida, me anestesia las nuevas heridas, me transporta a un sin fin de pensamientos mientras inhalo y exhalo, es un portal entre lo que puedo percibir y mis historias.
Y bueno tengo el ultimo... el jodido!, el de querer. Es el único que no me da miedo perder, es el único que intento dejar del todo sin remordimientos, sin pesar, sin lastima. Pero el maldito vicio no me deja!, no me quiere soltar, me aferra a su lado oscuro, me tiene en sus manos y se burla de mi.
Lo odio, no lo soporto, hace lo que quiera conmigo y mis frenesís. Me mata lentamente, me consume, me daña....
...Pero que le puedo hacer, al fin y al cabo por su culpa fumo y por su culpa escribo, sin "el jodido vicio" no soy nadie, sin su pecado fatal no habría deleite, no sabría como vivir...
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