Cartas de la Señorita Virginidad a su
Dama Lucia
Primera carta:
Querida amiga de la infancia:
Debo decirte después
de analizarlo muy bien, que a veces me siento prisionera, cautiva en este
cuerpo que ha sido mi casa toda la vida. No te niego que me la he pasado muy
bien aquí dentro, es tan cálido, tan acogedor; pero a veces siento un deseo voraz de fuga y
creo que tu lo sientes, pues, te sonrojas ante el espejo al pensar en… ¿como se
llama?, ¿Pablo?, Bueno como se llame.
Yo ni lo conozco, no se si es de buena familia
o todo lo que dice tu mamá, (Que la verdad no creo que importe) Solo puedo
sentir esa vibración genital cuando en tu mente está y no sabes la ira que me
da, sentirme atada a las paredes y no poder gritarte ¡HEY! DEJAME SALIR, YA
ERES GRANDE
Segunda Carta
Apreciada Lucia:
Me inquieta y hasta me da risa la
manera en que se transforma tu cuerpo cuando Pablito se acerca a ti y te abraza.
Se acelera el pulso, tiemblas, el corazón late tan rápido que se oye ese
martilleo un poco alborotado que fastidia, tus pezones se endurecen y las
vibraciones en tu monte de Venus se hacen más y más fuertes cuando sientes
deseo por besarlo. Que emociones tan divertidas creo yo.
Tercera Carta
Que felices fuimos, tú, tus labios, tu lengua, tu piel y yo,
cuando sin pensarlo Pablito te cogió y
con esa fuerza que caracteriza el deseo, te hundió hasta lo más profundo del ser su
lengua caliente y guerrea. De repente se te subió la tensión, estabas unos grados más caliente de lo normal, sudabas, temblabas y tu lengua torpe repetía los
movimientos de la suya. Mordías suavemente sus labios mientras te hacías adicta
esa pasión. Que locura esta lujuria que me alborota, que cada vez es mas
intensa y lo sabes, lo sientes y aún así me sigues dejando prisionera
Me pregunto si te sientes
preparada para dejarme ir, me pregunto si serás capas de soltarme.
Cuarta Carta
Lucia.
Desde el primer beso ha pasado un
mes. Que tiempo tan largo ha sido para mi. Me canse de los besos casuales, de
sus caricias infantiles, de la rutina del encuentro, del abrazo, del roce de
labios. No entiendo su coqueteo insípido. Si supiera que hace más con los actos
que con sus palabras banales, si supiera que el amor se encuentra aquí, donde
es tibio y cálido.
Pensándolo bien no creo que estés
preparada para abrir esta puerta y dejarme correr
¡Qué ansia! ¡Qué zozobra! Qué desespero este encierro.
Quinta Carta
Que mañosa eres, No pensé que a
tu mente aparentemente sumisa, se le ocurriera toda una estrategia perversa. Que espíritu tan
aventurero. El plan perfecto: La casa sola, sin papás el fin de semana, un
trabajo extenso para el colegio como excusa, tu hermana de excursión, Pablito y sus hormonas disponibles para ti.
Espero que seas consciente que Mañana será la noche Lucia. Por fin sentirás el
exquisito sentido de la vida.
Te noto un poco tensa,
nerviosa. ¿Acaso tienes miedo pequeña Lucia?
Siendo tu Virgo me tomaré el
derecho de aconsejarte y no dejar que la cagues, por que, recuerda que es mi
libertad la que está en juego.
No tengas miedo. ¿Te preocupa no saber que hacer? ¿No tener un
plan de acción?
Tú tranquila que para eso estamos la lujuria y
yo.
Esto es un juego de tres: la
lujuria, yo tu virginidad y tú. Ahora te
diré lo que haremos:
Empieza con un Coqueteo, juega
con él, abrázalo y respírale al oído, tal vez un beso en el cuello sea buen
inicio, pero un beso erótico, suave, tierno, pero incitador. Juega con su
mirada, tiéntalo, excítalo pasando tu lengua húmeda lentamente por sus labios.
Corre hacia él con fuerza, y como una víbora hambrienta comete su alma a besos,
él te besara suave, rozando tu labios,
adentrando su lengua dura, y acariciará la tuya, tu seguirás el juego, será una
sincronización. Muérdelo suavemente, en los labios, en el cuello. Baja poco a
poco, milímetro a milímetro pasando tu húmida lengua poro a poro. Llega al
vientre y detente. Él te cojera con toda su fuerza, su ambición sexual
prohibida te absorberá con besos rápidos y duros, y tu te excitaras también. El
bajara de tu boca acuosa, por tu cuello dejándote una marca de pasión, seguirá
en línea recta hasta tus senos, temblará y tus pezones ya duros se abren como
flores para aceptar ese torbellino de papilas que les acabara a mordiscos
haciéndote sobresaltar y gritaras. El seguirá tus pasos, bajara lentamente
hasta rosar tu pubis con sus dientes que como una daga saldrá de su boca
aquella arma que iniciará y lo detendrás entonces lo besaras con tal furia y
ansiedad y se chocarán sus manos y te susurrará al odio algo que te inspirara
para tu siguiente movimiento.
Jugaran a enroscarse y vuelven
los mordiscos y jadeos, se apretaran la
piel con las uñas, se envolverá en ustedes un velo de frenesí.
Afanado por no dejar escapar el
deseo cogerá su falo duro y erguido,
luego yo me pondré blanda, suave, caliente,
húmeda, dócil, tímida pero feroz. Tu sentirás presión, dolor y yo me liberaré con un gemido que saldrá
desde tu vagina hasta tu garganta y así sabrás lo que es el orgasmo, sabrás que
me perdiste, que somos libres y que me fui para nunca regresar.
Sexta Carta
Gracias por mi libertad.